IdIA

La marcha de la Desbandá. «Paso a paso, nombre a nombre».

Memoria histórica

“Paso a paso, nombre a nombre”

Autor: Paco Vigueras, periodista y vicepresidente de la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación.

La marcha de La Desbandá vuelve a recorrer la costa oriental de Andalucía con el lema “Paso a paso, nombre a nombre”, en memoria de las más de 100.000 víctimas de este crimen de guerra. Este año, con un formato reducido a causa de la pandemia. Una marcha simbólica de tres etapas, Málaga, Salobreña y Almería, donde tuvieron lugar los episodios más dramáticos. Sucedió en febrero de 1937, cuando el general golpista Queipo de Llano amenazó, desde los micrófonos de Radio Sevilla, con matar y violar a la población malagueña.

Esta campaña de terror radiofónico provocó una avalancha humana por la carretera de la costa, que salió en desbandá al escuchar soflamas como ésta: “Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombre de verdad – vociferaba Queipo -. Y a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora, por lo menos, sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen o pataleen”. Muchas madres malagueñas, presas de pánico, huyeron con sus hijas, ante el temor de que fueran violadas y asesinadas. Y la soflama del general golpista se ha convertido en la locución más infame en la historia de la radio.

Homenaje al doctor Norman Bethune

En la etapa granadina, los senderistas rendirán homenaje al doctor Henri Norman Bethune, que, desde el año 2017, tiene un monumento en Motril y una avenida de la capital tropical lleva su nombre. Es lo que se merece este médico comprometido y solidario que arriesgó su vida para salvar a centenares de personas, cuando eran perseguidas por las tropas franquistas, con el apoyo de sus aliados nazis y fascistas.

El doctor Bethune nos dejó, además, un testimonio que nunca olvidaremos: “Yacían hambrientos en los campos, atenazados, moviéndose solamente para mordisquear alguna hierba. Sedientos, descansando sobre las rocas o vagando temblorosos sin rumbo. Los muertos estaban esparcidos entre los enfermos con los ojos abiertos al Sol”. Y se preguntó: “¿Qué crimen habían cometido estos hombres de la ciudad para ser asesinados de modo tan sangriento? Su único crimen había sido el de votar por un Gobierno del pueblo”. Esta traumática experiencia llevaría a Norman Bethune a escribir su relato El crimen de la carretera Málaga-Almería.

Ofrenda floral en el Guadalfeo

Durante la marcha, los senderistas harán también una ofrenda floral a las víctimas que fueron masacradas en la desembocadura del río Guadalfeo, uno de los episodios más espeluznante de La Desbandá. El puente estaba destruido por los bombardeos y el río venía crecido a causa de las lluvias, por lo que muchos fugitivos intentaron cruzarlo. Pero nunca llegaron a Motril, pues fueron arrastrados por la fuerte corriente hacia el mar, donde murieron ahogados o ametrallados.

Carmen López Iglesias, superviviente de La Desbandá, lo recuerda así: “Caminábamos de noche, entre los maizales, para no ser vistos por los barcos que bombardeaba desde la costa, y, sobre todo, por los aviones, que nos ametrallaban. Sentíamos los aviones, tiros y la gente chillando. Mi padre intentaba protegernos. Veíamos a mucha gente huyendo. Cuando llegamos al río Guadalfeo fue horrible, pues muchos murieron ahogados – dice Carmen -. Por suerte no tuvimos que atravesarlo para ir a Motril, pues subimos a Dúrcal, donde teníamos familia que nos dio refugio. Mis padres decían siempre que fue el cuadro de la Virgen, que llevábamos en el burro, el que nos había salvado”.

No podrán borrar la memoria

Precisamente, la extrema derecha ha destrozado la placa que rinde homenaje a las víctimas del Guadalfeo y la que recuerda la liberación de presos en el castillo de Carchuna, pero no podrán borrar la memoria. Ante estos actos vandálicos, es más necesario que nunca mantener la marcha de La Desbandá, para que no se olvide este crimen premeditado contra civiles heridos, enfermos, niños y personal sanitario. Es decir, ataques indiscriminados y excesivos, con la única finalidad de provocar el terror en la población. Un crimen contra la humanidad que, 84 años después, todavía tiene muchas incógnitas sin resolver. La Asociación Cultural La Desbandá insiste en pedir a la Dirección General de Memoria Histórica que abra una investigación sobre el censo y la identidad de las víctimas, y sobre los responsables de aquella masacre.

Y la última etapa llevará a los senderistas a Almería, donde en 1937 los fugitivos encontraron refugio y la solidaridad de sus vecinos. La capital almeriense conserva más de cuatro kilómetros de refugios subterráneos, con capacidad para 40.000 personas. Una obra impresionante del ingeniero Guillermo Langle Rubio, que llegó a dotarlos de un quirófano para los heridos y una sala de juego para que los niños pudieran paliar el trauma de la guerra. Esta estructura defensiva salvó muchas vidas durante los 52 bombardeos que sufrió la ciudad, entonces en zona republicana. Los aviones arrojaron un total de 754 bombas que machacaron sin piedad a la población. Si en 1937, las víctimas huían de las tropas de Queipo de Llano, hoy los senderistas hacen el mismo camino para pedir “verdad, justicia y reparación”.

Fotos históricas de Hazen Size, colaborador del médico Norman Bethune.

Viñeta del cómic «El paseo de los canadienses», de Carlos Guijarro. 

ASOCIACIÓN GRANADINA
VERDAD JUSTICIA REPARACIÓN

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