El Defensor de la República
Paco Vigueras, periodista y vicepresidente de la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación.
Hace 90 años, nuestros abuelos votaron por la República para poner fin a la decadencia política que vivía el país, con una monarquía corrupta que pactó con la dictadura de Primo de Rivera y perdió progresivamente el apoyo popular. La República se perfilaba como el régimen alternativo y El Defensor de Granada contribuyó, de forma decisiva, a este cambio político. El diario republicano era el más leído en la ciudad de la Alhambra y, cómo no, también en la casa de Federico García Lorca. Su director, Constantino Ruiz Carnero, gozaba de la amistad del poeta, desde los días de la tertulia del Rinconcillo.
Por fin, el 14 de abril de 1931, fue proclamada la Segunda República y Constantino se entregó, en cuerpo y alma, a defender el nuevo régimen salido de las urnas. El Defensor se convirtió en un auténtico portavoz de la causa republicana y, al mismo tiempo, en un crítico demoledor de la monarquía borbónica, encarnada por el rey Alfonso XIII, que marchó al exilio. Ruiz Carnero hizo de El Defensor el diario más progresista que jamás haya tenido esta ciudad.
Sin embargo, desde que se proclamó la República, surgió en Granada un segundo grupo de opinión, muy conservador y enfrentado visceralmente al primero. Estaba encabezado por la oligarquía terrateniente, que veía en la reforma agraria una amenaza para sus privilegios. Los terratenientes apoyaron al partido de derechas Acción Popular, que fundó en 1932 el diario católico Ideal. El nuevo rotativo nacía, pues, para contrarrestar la influencia creciente que El Defensor de Granada ejercía en la opinión pública. Y es que, al día siguiente de la proclamación de la República, Ruiz Carnero cogió su devastadora pluma y escribió:
“El régimen caído no podía vivir en un ambiente de ciudadanía y libertad. Vivía de la violencia del poder público, del apoyo de los intereses creados. Necesitaba falsear elecciones, amordazar a la prensa, coaccionar la libertad de pensamiento, satisfacer la torpe ambición de los caciques, reprimir sangrientamente toda expresión del sentimiento público…Con él desaparece el inmenso enjambre de parásitos que depauperaba el erario público” (El Defensor, 15-4-31).
El Defensor de Constantino era un periódico que no se preocupaba de disimular su sentimiento republicano, lo que le ocasionó serios problemas con la derecha. Ya con el inició del conocido como bienio negro, cuando los conservadores tomaron el poder en 1933, tuvo sus primeros tropiezos, pues el rotativo no dejó de denunciar cualquier conspiración contra la República:
“Lo indudable es que se trata de una maniobra contra el régimen. Son los extremistas de la derecha en acción. Los que no aceptan la República y los que están dispuestos a combatirla con todos los medios a su alcance. Son los que no admiten la convivencia social y política en un régimen democrático”. (El Defensor, 25-7-33).
Campaña de acoso y derribo contra El Defensor
Un año más tarde, en 1934, se desencadenó la conocida como revolución de Asturias, que tuvo su réplica en Granada, donde los sindicatos convocaron una huelga general. Con motivo de la huelga, la Policía detuvo a destacados sindicalistas y políticos de izquierda para impedir que tuviera éxito protesta. Entre los registros practicados, se realizó uno en la sede de Izquierda Republicana y, entre los detenidos, Ruiz Carnero, ya entonces, primer teniente de alcalde de esta formación política y director de El Defensor. La detención del periodista y de otros políticos, que también eran cargos públicos en el Ayuntamiento, provocó además una crisis municipal, pues el alcalde Ricardo Corro Moncho presentó su dimisión al gobernador civil por ordenar la detención arbitraria de los concejales republicanos, a pesar de que ninguno había participado en la huelga. Ruiz Carnero sufrió el bienio negro en sus propias carnes, ya que fue detenido en el 34 y golpeado en el 35, pero no cedió a las presiones de sus adversarios políticos. Lejos de intimidarlo, el periodista siguió denunciando en El Defensor la campaña de acoso y derribo de la derecha. Sus compañeros y amigos, entre ellos Federico García Lorca, le hicieron un cálido homenaje para demostrar que Constantino no estaba solo.
El Frente Popular ganó las elecciones del 15 de febrero de 1936 y restituyó inmediatamente a las corporaciones municipales que habían sido cesadas, dos años antes, por el gobierno conservador de la CEDA. El 21 de febrero tomaron de nuevo posesión de sus cargos los concejales desalojados del Ayuntamiento granadino durante el bienio negro. Entre ellos, Constantino Ruiz Carnero, que fue elegido alcalde interino y afirmó emocionado: “Al pueblo granadino queremos decirle que venimos a esta casa con más fervor republicano que nunca y que estamos dispuestos en todo instante a defender la República. ¡Granadinos! ¡Trabajemos por Granada y por la República!”. (El Defensor, 21-2-36).
Tras una cerrada ovación, Ruiz Carnero rogó al público que desalojara el Salón de Plenos de forma pacífica y en orden para evitar incidentes. El periodista convertido en alcalde era consciente del peligro que planteaba la nueva situación, desde que la derecha había sido desalojada del poder. De hecho, El Defensor tuvo que desmentir insistentes rumores sobre una intentona golpista y publicó una consigna del Frente Popular a sus seguidores para que evitasen provocaciones. “Queremos que el triunfo del Bloque Popular Antifascista no sea motivo para que hombres y mujeres den a su entusiasmo exterior expresión; ello daría lugar a que elementos provocadores interesados nos llevaran a situaciones que todos debemos evitar”.
Quinto aniversario de la República
El 14 de abril de 1936, quinto aniversario de la proclamación de la República, fue una fecha clave para demostrar la solidez del régimen y El Defensor de Granada se convirtió en símbolo de la causa republicana. El decano de la prensa granadina reivindicó el 14 de abril con más énfasis que nunca y esta vez no estaba sólo. Alarmado por los recientes sucesos de marzo, con graves disturbios y dos trabajadores asesinados por pistoleros falangistas, el diario La Publicidad también abrazó el orden constitucional. Y con motivo de la efemérides, los republicanos celebraron el 15 de abril un banquete en los salones del Círculo Mercantil para rendir homenaje a El Defensor de Granada. Los promotores del acto elogiaron al rotativo por su brillante campaña “en pro de la República y de todo cuanto significa ansias de libertad y redención”.
Una bandera tricolor y el escudo de El Defensor, el simbólico gallo lorquiano, presidió el homenaje. Y su director, Ruiz Carnero, convertido en principal protagonista de la fiesta, pronunció un emotivo discurso: “El Defensor de Granada no es un periódico de partido. Es y quiere seguir siendo el portavoz de todas las fuerzas de la democracia granadina y siente, como lo sentimos todos los republicanos, los anhelos de justicia social que han puesto en pie a las masas españolas y a los núcleos más inteligentes del país para barrer definitivamente a las oligarquías feudales que todavía sueñan con el aplastamiento de la conciencia pública y popular. Esa es nuestra honrada labor de periodistas… El Defensor de Granada os da las gracias por vuestro homenaje. Más que vuestra actitud personal ante este honroso agasajo, nos interesa destacar aquí lo que este acto de republicanismo significa, en la fecha de hoy, como vínculo de unión, como acto de presencia de la democracia granadina”. (El Defensor, 16-4-36).
Los asistentes al banquete, no sólo manifestaron su profunda admiración por El Defensor, sino que entregaron a Ruiz Carnero la insignia de Caballero de la Orden de la República. El emotivo acto culminó en un ambiente de exaltación republicana, con la interpretación del Himno de Riego y de la Internacional. Por supuesto, la derecha granadina no olvidaría nunca este homenaje que consideró una provocación, pues muchos de los asistentes serían fusilados meses después, durante el golpe militar del 18 de julio del 36.
La pluma ha de formar el alma del pueblo
Lo primero que hicieron los golpistas fue cerrar El Defensor de Granada, el periódico decano que llevaba más de medio siglo informando a los granadinos. Ideal dedicó al cierre una breve reseña: “El Defensor de Granada clausurado. En la puerta del periódico se fijó una cuartilla escrita a máquina en la que se hacía constar que el edificio había sido clausurado por orden del comandante militar de la plaza. En torno a la casa, prestaban servicio varios soldados” (Ideal, 21-7-36). Y una semana después, el 27 de julio, otra noticia breve informaba sobre la detención de su director: “Periodista detenido. En las últimas horas de la madrugada fue detenido don Constantino Ruiz Carnero, director de El Defensor de Granada, quien quedó en uno de los calabozos de la comisaría”. Aquel 27 de julio, los lectores del diario republicano tuvieron que seguir la suerte de su director a través de otros diarios. Pero sobre todo a través de Ideal que, una vez cerrado El Defensor por los golpistas, pasó a ser el diario más leído de la ciudad. Consciente de la alarma social que había provocado la detención de Ruiz Carnero, el rotativo conservador siguió informando:
“Cuando tuvieron conocimiento de la detención, nuestro director don Santiago Lozano y el presidente de la Agrupación Profesional de Periodistas, señor Moreno Dávila, estuvieron para saludarle y, al mismo tiempo, visitaron al señor gobernador para interesarse por la libertad del compañero. No pudieron conseguir que fuera libertado el señor Ruiz Carnero, pero lograron del señor Valdés la orden para que fuese trasladado inmediatamente a la cárcel, para evitar molestias que el exceso de detenidos le causaba la permanencia en la comisaría. El señor Ruiz Carnero se mostró agradecido a estas atenciones”. (Ideal, 27-7-36).
Era la segunda vez que detenían al célebre periodista, en menos de dos años. La primera, en el 34, fue un aviso. Ahora, la detención iba en serio, lo que preocupaba a los lectores de El Defensor. Familia, compañeros y amigos temían lo peor, pues el gobernador José Valdés era conocido por su falta de escrúpulos. Y lo peor, pasó. Ruiz Carnero fue fusilado, en la madrugada del 8 de agosto de 1936, en las tapias del cementerio de Granada. Formó parte de la primera saca de presos, ejecutados en represalia por los bombardeos republicanos. Lo sabemos por una carta del abogado José María Bérriz, secretario de los Rodríguez Acosta y simpatizante de los golpistas. Una carta rescatada por el investigador Manuel Titos, en la que el abogado golpista describía a los banqueros granadinos lo que estaba pasando en Granada: “Día 8. Ayer, a las seis de la tarde, visita de los malditos aviones. Tiraron varias bombas. Mataron a 6 personas, de ellas a 4 mujeres…Esta mañana a las 12, nuevo bombardeo. Hoy han fusilado a Vicente Almagro, a Constantino Ruiz Carnero, a Saturnino Reyes y a otros más”. Acabaron así con la vida del periodista, que tanto hizo por la República y que dejó el siguiente mensaje para las nuevas generaciones de informadores:
“La pluma debe servir para algo más útil, más fuerte, más vibrante, que trazar notas de color y emborronar cuartillas, ha de formar el alma del pueblo”.
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