IdIA

Veinte años sin Carlos Cano…pero nos dejó sus canciones

Artículo de opinión

Veinte años sin Carlos Cano

…pero nos dejó sus canciones

Paco Vigueras, coordinador de Granada Abierta.

Tal día como hoy, 19 de diciembre, hace veinte años, Granada lloraba la pérdida de Carlos Cano. El cantautor granadino hizo su último viaje a la colina de la Alhambra, donde encontró la tristeza del rey Boabdil, hermosa canción de su disco legendario Crónicas Granadinas. Carlos fue el último rey moro de Granada, que se marchó cantando: “…y yo tan campante en mi elefante, con mi chilaba y mi turbante”, letra de su canción Moros y Cristianos, que Granada Abierta convirtió en himno para luchar contra la fiesta sectaria y excluyente de la Toma.

Aquel 19 de diciembre del año 2000, dábamos el último adiós al trovador que cantó la verde y blanca: “De Ronda vengo lo mío buscando, la flor del pueblo, la flor de mayo”, y la murga de los currelantes, que es como la Internacional, pero con acento andaluz. Una canción que se ha hecho tan popular, que no puede faltar en fiestas y carnavales para recordar al Carlos más gaditano. Sí, perdimos a Carlos, pero no lo perdimos del todo. Nos dejó, nada menos, que un rico cancionero solidario, que hoy nos sirve de inspiración para conceder el Premio que lleva su nombre: la Granada Abierta de Carlos Cano.

Nos estremece la canción que tituló La miseria, dedicada a los que huyen del horror de la guerra y el hambre. Decía Carlos: “Vengo de abajo, cansado de tanta cuesta. Vengo, no sé a dónde voy, huyendo de ella, la miseria. Vengo de abajo, de un valle podrido de yerba, donde no existe el futuro, sólo la miseria”. Y huyendo de la miseria, vienen hoy a Granada los inmigrantes para buscar refugio en nuestra ciudad, pero sólo encuentran la pasividad de las instituciones y una sociedad indolente. Apenas unos cuantos colectivos solidarios se movilizan para darles acogida.

En este duro año de pandemia, ha sido Médicos del Mundo el colectivo profesional que ha destacado. Ha hecho un esfuerzo encomiable para ayudar a los inmigrantes rumano-gitanos en plena crisis del coronavirus, una comunidad muy vulnerable al contagio. Por eso, hemos querido conceder el Premio Carlos Cano 2020 a esta organización sanitaria. Con este galardón, mantenemos vivo el compromiso ético de Carlos, que ha creado escuela de cantautores. Jóvenes músicos que siguen interpretando sus canciones más populares. Estamos convencidos de que Carlos se sentiría orgulloso de este premio que lleva su nombre.

Además de La Miseria, nos dejó un amplio repertorio en el que encontramos canciones comprometidas y de rabiosa actualidad, como La hoguera, que es un homenaje a las personas sin techo: “Escucha el grito de los que yacen injustamente tirados en la calle como animales, madre”. También nos conmueve con la canción: “Hijo de la calle, de este tiempo que no acaba, está desesperado”. Y tampoco dejó de denunciar a los responsables de tanta injusticia: “No creo que el sombrero les toque en la tómbola a esos gachos trajeados que viven de na, que lo roban y lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban”.

El cantautor granadino siempre soñó con una Granada intercultural, y así lo puso de manifiesto en su disco Mestizo, cuando cantaba: “Moreno pardo de cobre, criollo morisco y zambo, cambujo lobo y coyote, soy mestizo, soy mulato”. Y es que Carlos Cano se identificó plenamente con el mensaje de tolerancia y mestizaje cultural de Federico García Lorca, cuando el poeta hablaba “del morisco, el judío, el gitano y el negro que todos llevamos dentro”. Todas estas canciones convirtieron a Carlos en el cantautor de los perseguidos y los marginados.

Y cuando vemos a la Europa insolidaria, que vulnera el derecho de asilo con inmigrantes y refugiados, recordamos otra de sus letras más emblemáticas: “Si estuvieran abiertas todas las puertas, nadie tendría que abrirlas con violencia y el mundo sería mejor”. Carlos siempre reivindicó el derecho de todo ser humano a vivir con dignidad: “Los que matan la Luna son los mismos de siempre, los que arrancan las flores con sus bolas de muerte, los que amargan la vida y asesinan los sueños que cantan los poetas buscando un tiempo nuevo”. José Saramago definió mejor que nadie al cantautor andaluz, con estas palabras: “Carlos Cano no quiso hacer otra cosa, en toda su vida, que cantar el ser que era. Esa es la razón por la que su presencia continuará viva en la memoria de Granada y Andalucía”.