Descubrir la etimología de un nombre, tiene más valor que el de ayudarnos a conocer su origen. Y el no despreciable de descubrir claves fundamentales sobre el lugar a que se refiere, en el caso que nos ocupa. Varias teorías intentan explicar la palabra al Andalus, que da origen al actual nombre de Andalucía, pese a lo cual se le aplica un erróneo origen vándalo. Aunque se preste a la formación gramatical “Vandalucía”, no puede proceder de ahí por el escaso tiempo que este grupo étnico estuvo en nuestra tierra y porque su nulo nivel intelectual imposibilitaría la adopción de ningún nombre propio.
La “teoría germánica” defiende un origen visigodo –el más peregrino- procedente de la voz “Landahlauts”. Vendría a significar una supuesta adjudicación del territorio a los godos por sorteo. Los godos –que, por cierto, no eran germánicos, sino nórdicos- no recibieron por sorteo ninguna tierra. El imperio les instaló en la Narbonense, con el compromiso de defenderles de los ataques de los francos y otros pueblos germánicos. Sin embargo, empujados por estos, acabaron por entrar en la península ibérica, que dominaron, pero al cabo de casi trescientos años. La última zona conquistada fue la actual Andalucía, que sólo poseyeron treinta y nueve años. Contradictorio con la asignación de la provincia bética.
El territorio que hoy ocupa Andalucía, de límites similares a los que tuvo la provincia Bética y, antes que ella, el reino o ciudades-estado de Tartessos, tuvo siempre un interés especial para los griegos. Gracias a ellos podemos saber muchos detalles de nuestra historia. Pero los griegos fueron muy aficionados a dramatizar, novelar sus relatos, que, salvo Heródoto, tienen más forma de teatro que de crónica.
Por ellos conocemos la existencia de leyes tartesias y del recorrido de sus barcos, entre otros del máximo interés. Y por ellos se conoce, también, la unción de Andalucía con el agua. Tanto, que el llamado por los griegos “país de occidente”, también es conocido como “Lugar del agua”. En el idioma local de entonces es el significado de la raíz “Atl”, de donde procede la voz “Atlántida”. La raíz Talt –de donde procede el nombre de Tartessos- es una deformación fonética de la primera. En sus diálogos, Platón da referencias sobre el “País de Occidente”, por boca de Critias. Sin embargo, la infructuosa e innecesaria búsqueda de un “continente perdido” en el Océano, ha retrasado considerablemente el conocimiento de esta realidad. Porque es el océano atlántico el que recibe el nombre por suponerse que en él estuvo la Atlántida, y no al revés.
Cuando se produce la caída del reino visigodo, con la destrucción de su ejército ante la laguna de La Janda, y se instaura un nuevo orden, más acorde con la mentalidad y la cultura del pueblo tartesio-bético, los nuevos dirigentes hispano-árabes, no se dedican a hacer “tabla rasa”, sino que, por el contrario, adoptan los nombres antiguos sólo actualizados, consecuencia lógica del idioma y de su evolución natural. Así, “al Andalus” no viene a ser más que una actualización de la voz anterior, dado que la raíz fonética And, tiene el mismo significado que las anteriores Atl y Talt: Lugar del Agua. Durante el período andalusí, las distintas zonas del reino reciben nombres propios del lugar, a los que se antepone el artículo árabe; por ejemplo: al Musata (La Meseta), al Garb (El Algarbe), ó al Xarq, (Levante).
Como queda demostrado, la única teoría que resiste un análisis, la única que no parece una teoría, sino una realidad tangible, es la que, desde la “reforma” andalusí, nos emparenta con Grecia. Una similitud, un entendimiento que ha sido una constante durante toda la historia antigua y media, hasta el punto que un historiador belga, Jacques Pirenne, afirma que, durante toda la Edad Media:
“Sólo quedan dos focos de cultura en Europa:
Uno es Bizancio.
El otro al Andalus”
Rafael Sanmartín.