¿OTRA VEZ?
Pretenden hacernos retroceder, quieren que volvamos atrás cuarenta y seis años cuando, finalizada la dictadura, los políticos norteños proponían una España asimétrica.
El siglo pasado le llamaban España asimétrica, ahora le llaman plurinacionalidad del Estado. Le ponen otro collar, pero se trata de la misma estafa: organizar un país con dos velocidades, o dos clases sociales, por un lado, el norte rico invasor, por otro, el sur pobre e invadido. Los vencedores, los colonos, implantando su voluntad, los colonizados, a su servicio. Siglos llevan con este sistema y hasta ahora les ha ido muy bien.
Pero no se contentan con lo que tienen, exigen más y más, cada vez más. Mayor renta per cápita, mayores servicios, mayor nivel de vida, mayores réditos políticos… Por eso, el olvidadizo político norteño se olvida del único territorio de España que no necesita inventar su historia para ser la primera Nacionalidad Histórica del Estado, el pueblo que en el desarrollo de su existencia ha sido independiente durante más tiempo.
Tartessos, La Bética, Al Ándalus, Andalucía… Cuando el actual territorio andaluz gozaba de soberanía social, económica y política, cuando se regía por sus propias leyes, ¿existía en el resto de la península alguna ordenación de similares características?
Sin necesidad de ir tan atrás en el tiempo. Cuando en el siglo XIX los vascones se unían a los Cien Mil Hijos de San Luis para imponer el absolutismo en España y en Manresa se quemaba el papel sellado francés reivindicando su españolidad, en Andalucía se creaba la Junta Suprema de Andújar – precisamente un 2 de septiembre – germen de los Federalistas Andaluces que en su Manifiesto de Despeñaperros declaraban: “En Despeñaperros, histórico e inexpugnable baluarte de la libertad, se enarboló ayer, por las fuerzas federales que mandan los que suscriben, la bandera de la independencia del Estado Andaluz. Terminemos, pues, nuestra obra. Completemos la regeneración social y política de esta tierra clásica de la libertad y de la independencia”.
En palabras de Pi y Margal: “Tuvieron las juntas provinciales de Andalucía su Junta Central en Andújar y hablaron de potencia a potencia con el gobierno de María Cristina”.
¿Por qué ese miedo a Andalucía? ¿Por qué se teme a su ser, a su personalidad, a su humanidad, a su cultura, a su potencia? ¿Por qué el supremacismo está tan obsesionado en conseguir que Andalucía siempre sea menos? Aducen que el pueblo andaluz es diferente… y probablemente lo sea. Pero no es razón para menospreciarle. El pueblo de luz, los seres creadores, la gente desprendida, la humana, la sincrética Andalucía, puede enriquecer a todos sin depreciar a nadie.
Se trata de convivir, pero los políticos, a lo suyo, carecen de imaginación, de nuevo intentan engañarnos repitiendo el mismo fraude. Una generación en la calle lo impidió el 4 de diciembre de 1977. Una lección de dignidad asombró a todo el país. Ahora, nos consideran aletargados y pretenden conseguir en el siglo XXI lo que no lograron en el siglo XX.
¿Qué hará el pueblo andaluz? ¿Emulamos a nuestros antepasados recuperando la verde y blanca o aceptamos en silencio una nueva humillación?
Firmado: Cecuan (Centro Cultural Andaluz, Andalucía Activa) IdIA (Instituto de Identidad Andaluza) Instituto Almenara para el Progreso y el desarrollo de Andalucía.