IdIA

Estructuras electoreras caciquiles. (Julio Jiménez Cordobés)

Artículo de opinión

No te dejes engañar por las Estructuras electoreras caciquiles:
 
(Artículo de Julio Jiménez Cordobés)
 
“…El dueño de estas organizaciones, es el cacique. A un conjunto articulado de organizaciones electoreras, se nombra partido. Quien no se somete a la disciplina de uno de estos partidos, está, en general, incapacitado de hecho para ostentar las representaciones populares.
El partido es una maquinaria electorera dueña del derecho electoral, activo y pasivo. Los candidatos habrán de ser alguaciles de los jefes de esas organizaciones.

De aquí, que los Parlamentos no vengan a contar con el número de hombres que dice la Ley, sino en realidad, sólo con tantos hombres como jefes de partidos haya. Los demás vendrán a hacer lo que éstos les manden. ¡Y qué jefes! Basta saber, como todos lo sabemos, que la capacidad para organizar electoreramente, está en razón inversa de la capacidad para captar en un latido del propio corazón, los latidos auténticos del corazón del País. Las organizaciones electoreras se apoyan en las complicaciones de las leyes electorales, fraguadas por los jefes de partido. ¿Quién llegará a vencerlas sino una máquina o un hombre consagrados a este fin? La repugnancia que a la ley electoral y a sus complicaciones electoreras han sentido siempre los hombres elevados sobre las minucias formalistas, ya es un signo. El pueblo, en resumen, tiene que acatar los nombramientos de Diputados, Concejales, etc., que el cacique venga a hacer…”

Blas Infante. Libro Complot de Tablada.
 
En nuestra actualidad estas estructuras están vigentes, sólo hay que observar la forma de proceder ante los medios sociales y de comunicación.
 
Para saber cómo es una persona o grupo no hay que escuchar sus palabras, hay que conocer sus actos. ¡Ahí está la clave!
 
Las acciones delatan a la falsa coherencia verbal: Denuncian manipulaciones de otros grupos o personas, pero ellos no dudan en adulterar pensamientos y opiniones en busca de votos. Cuando les interesan, ponen en valor las palabras de Blas Infante. Cuando no les gusta, lo acusan de que está anclado en el pasado, en un contexto histórico distinto. Se atreven hasta de manosear su pensamiento ideológico, su legado humanista.
 
Hablan de coherencia, pero practican lo contrario cuando se dirigen al pueblo Andalú. No son claros, utilizan el término de tierra en vez de Pueblo, habla Andaluza, en vez de lengua Andaluza, regionalidad en vez de nacionalidad y el concepto de soberanía ni aparece. Lo hacen porque su único interés es ganarse el favor de los electores.
 
¡Vaya que éstos se enfaden y no los voten!
 
Denuncian a otros grupos por su falta de transparencia y rigor democrático, pero cuando ellos realizan asambleas y elecciones internas comparten resultados sesgados, sólo los que interesan. Quieren dar una falsa sensación de transparencia cuando lo que están transmitiendo es una censura a su pueblo.
 
La claridad debe ser uno de los pilares en donde repose el ser de estas entidades. Hay que dar todas las conclusiones, mostrar las actas de las sesiones, censo de votos, candidaturas presentadas, votos obtenidos por cada una de ellas etc. y si no desean que estos datos se hagan públicos no compartan información sesgada. El pueblo no es analfabeto. Afortunadamente estamos en otros tiempos.
 
Estos sistemas caciquiles políticos, suelen tener una disposición piramidal y vertical de arriba hacia abajo. La imagen del post es un ejemplo muy gráfico.
 
A la cabeza, el cacique político. Es el que manda, su ego está inflado igual que su bolsillo pues recibe los sueldos más elevados de su formación. Éstos no entienden de organizaciones transversales, ni de trabajo en equipo, saben que el sistema les protege. Suelen ser los primeros en la lista electoral de sus partidos, pero con mucha frecuencia aparecen en los últimos lugares de la lista de votos obtenidos, pero les da igual, se sienten seguros y apoyados por su séquito.
 
Sustentando al señorito político, los “manijeros”, también reciben sillones y sueldos importantes”. Alrededor están los parásitos políticos, los que se venden a cualquier precio para coger parte de la tarta económica.
 
Detrás de la “Corte”, más miembros de su formación, “jornaleros políticos” que trabajan a destajo, pegan carteles, hacen de voceros en las redes sociales, cuidan de la seguridad e imagen del señorito, montan escenarios, en época de elecciones realizan el trabajo del buzoneo de la propaganda etc. son los que mantienen la pirámide y forman la base de esta.
 
Es muy fácil comprobar que la verticalidad caciquil electorera se encuentra entre nosotros hoy en día. Sólo hay que ir a la fuente de las Redes Sociales o incluso estar presente en algún acto público.
No es complicado localizar a estas asociaciones cuando anuncian manifiestos y comunicados con firmas que hacen públicas. Los primeros en firmar son los caciques políticos, a continuación, están los “manijeros” y en último lugar los demás, se les olvidó que existen otros medios como el orden alfabético.
 
En actos públicos seguimos viendo como disponen las primeras filas para los caciques y manijeros políticos, detrás los jornaleros políticos y en último lugar para el pueblo que desee asistir.
 
No se puede despertar la conciencia de un pueblo sin antes renovar a los partidos políticos que quieren representarnos.
 
Es necesario poner en valor las palabras de Blas Infante:
 
“Declarar ilícitas esas organizaciones electoreras, y perseguir esta clase de asociaciones como inmorales, delineándolas como una figura de delito que viene a atentar contra la soberanía del pueblo; perseguir como delincuentes a sus jefes y autores; prohibición de proclamaciones o designaciones previas de candidatos, para que cada español venga a votar al hombre que, en su conciencia, crea más conveniente para el mandato entre todos los españoles, y no entre el corto número de los proclamados; que las mesas electorales estén constituidas por magistrados del Estado, como los Jueces, Notarios, etc., independientes, con intervención popular; que el voto sea secreto y obligatorio, persiguiéndose como delito el mero requerimiento o la insinuación para que cualquier elector ofrende el sufragio a persona determinada”. Blas Infante. Libro el Complot de Tablada.
 
Andalucía siempre ha sido un país de revoluciones. Es hora de realizar cambios en estas instituciones Caciquiles electoreras:
 
Estructura trasversal, horizontal, trabajo en equipo, listas abiertas, periodo de dirección de un solo año. Si se trabaja en grupo se destrona al señorito político.
 
La revolución ha de venir desde dentro hacia afuera. Deben ser los jornaleros políticos los que realicen los cambios. Del mismo modo, la revolución política en Andalucía tiene que llegar desde pueblo, la Sociedad Civil.
 
¿A qué esperamos? ¡En el cambio está la evolución!